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"Pragmática para hispanistas"

  • Foto del escritor: Observatorio Pragmática
    Observatorio Pragmática
  • 1 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Reseña escrita por Laura Olvera


Datos Bibliográficos:

Autor: José Portolés.

Número de páginas: 366 páginas.

Editorial: Editorial Síntesis.

Edición: 1ª Edición.

Año: 2004.


El público al que va dirigido este libro es, principalmente, a lectores interesados en lingüística y pragmática.

Este libro es un interesante acercamiento a la pragmática, especialmente va dirigido a los hispanistas, concepto definido por la RAE (2001) como “persona que profesa el estudio de lenguas, literaturas o cultura hispánicas, o está versada en ellas”; comienza con un amplio panorama acerca del nacimiento y objeto de estudio de la pragmática, llevándonos de la mano con cada uno de sus conceptos clave hasta su relación inherente al lenguaje.

En el capítulo 1, titulado “Pragmática”, se nos presenta un amplio panorama desde el nacimiento, con la primera propuesta hecha por Charles W. Morris (1938), su desarrollo por John Austin, Peter Frederick Strawson, John R. Searle, Herbert Paul Grice, hasta los avances e los semantistas generativos George Lakoff, James D. McCawley, Paul M. Postal y John Robert Ross; su objeto de estudio, que está completamente ligado con la semántica, de acuerdo con Gottlob Frege, la pragmática advierte aquella parte del significado que percibe el oyente una vez que se extrae el significado el significado semántico; y la perspectiva de la pragmática dentro de la lingüística, que puede ocuparse de otros componentes dela teoría lingüística, tales como la fonética, la morfología, la sintaxis y la misma semántica.

En el capítulo 2, “La conciencia metapragmática”, se hace una visión general acerca de las elecciones de los hablantes al emitir un enunciado, esto con la finalidad de transmitir o causar algo en su interlocutor, éstas elecciones se denominan elecciones lingüísticas. A su vez, éstas dependen de la multiplicidad de estilos lingüísticos (dialectos, sociolectos). Todo esto sin olvidar que cada hablante al tener la capacidad de elegir una de las tantas variedades lingüísticas posee una conciencia metalingüística, que son los “conocimientos metapragmáticos más o menos conscientes que nos permiten elegir las formulaciones lingüísticas que consideramos más oportunas en cada momento y, por tanto, cada formulación tiene como consecuencia una reflexión sobre el propio lenguaje” (37).

El capítulo 3, titulado “El significado del hablante”, comienza desglosando un poco el tema de la conciencia pragmática, expuesto en el capítulo 2, esto partiendo de la distinción de Grice de dos tipos de signos: signos naturales y no naturales; a su vez estos últimos tienen una intención comunicativa, que es una acción completamente mental, es decir que el agente hace uso pleno de su conciencia metalingüística y metapragmática para comunicar algo.

En el capítulo 4, “Interacción al hablar”, se aborda la interacción entre los hablantes, ésta se puede dar en distintas condiciones y no todas son necesariamente verbales; de igual manerase abordan los elementos básicos de la comunicación: estos son el paralenguaje, la kinesia y la proxémica. Por último, se profundiza en la comunicación ostensiva y las técnicas que regulan los cambios de turno.

En el capítulo 5, “Los principios que guían las inferencias”, se introduce el término comunicación inferencial que establece que quien comunica algo proporciona un estímulo ostensivo y tiene un sentido que debe ser inferido por los receptores; en este punto se abre espacio a Grice y a su “Principio de cooperación”, pues es por éste, que se da en un determinado contexto y a partir de un enunciado, que se pueden hacer inferencias. Pero no es la única teoría que rige las inferencias, también está el “Principio de pertinencia” de Sperber y Wilson, que guía el comportamiento comunicativo humano, sea verbal o no.

En el capítulo 6, “El contexto”, se aborda el tema, como lo indica su título, del contexto, el que es mental y está formado por un conjunto de suposiciones que favorecen la comprensión de un enunciado. El tema es abordado desde distintas perspectivas: el transfondo de Searle, Minsky, Schank, Abelson, Sperber y Wilson y hasta la cortesía en el discurso oral y escrito.

El capítulo 7, “Las implicaturas conversacionales”, es una profundización en el tema de las implicaturas, mencionadas en el capítulo 5. Se parte de una distinción entre las implicaturas conversacionales y las convencionales, siendo que en las primeras hay una estrecha relación entre lo dicho y los supuestos, mientras que las segundas están completamente definidas por el significado convencional de los elementos de la lengua. De esta manera se nos presentan los distintos tipos de implicaturas y cómo están regidas por los principios o máximas propuestas por Grice.

En el capítulo 8, “La subdeterminación lingüística”, se aborda la alternancia entre lo dicho y lo que se codifica: ya sea explicatura o implicatura; asimismo se ahonda en los distintos tipos que enriquecen las explicaturas, qué mecanismos intervienen para que ocurra una saturación o ambigüedad en el mensaje y se produzcan las incomprensiones en el mismo.

En el capítulo 9, “Los actos de habla”, se presenta una revisión a la “Teoría de los actos de habla” desarrollada por Austin y Searle. Estas dos teorías son profundizadas, de igual manera las explicaturas en la “Teoría de la relevancia” de Sperber y Wilson, junto con la delocutividad de Benveniste y de Anscombre.

El capítulo 10, “Los actos de habla en la interacción”, expone cómo a partir de la interacción entre los hablantes se decodifican los actos de habla. Para esto proponen una clasificación basada en la interacción verbal: en primer lugar están los actos de habla en los turnos iniciativos, en segundo lugar en los turnos reactivos, en tercer lugar las interrogaciones retóricas y, por último, en las proposiciones, basada en una fórmula propuesta por Searle.

El capítulo 11, “Los participantes y sus voces”, parte de la propuesta de Erving Goffman del concepto de posición, que básicamente dice que los hablantes se pueden distinguir en tres categorías: animador, autor y responsable. Con esto se refiere a que hay una multiplicidad de voces dentro de una conversación, una discusión, una entrevista, etc. También se distingue entre las modalidades del discurso: directo, indirecto, indirecto libre, reproducido y mixto; y entre los oyentes: alocutor, destinatarios indirectos, participantes ratificados.

En el capítulo 12, “El significado conceptual”, se explica ampliamente el tema de los conceptos, vistos desde la perspectiva de Speber y Wilson, pues consideran que éstos “se encuentran en la memoria a largo plazo de los hablantes y constituyen objetos psicológicos que almacenan tres tipos de informaciones: lógica, enciclopédica y léxica” (229). En un principio los conceptos que son codificados en las expresiones lingüísticas presentan una forma lógica y proporcionan una base para el desarrollo de las explicaturas. De esta manera, en este capítulo se intenta explicar la manera en que se relacionan los conceptos con las explicaturas, esto a través de distintas teorías, tales como la de Ducrot y Anscombre, “Teoría de la argumentación”; la “Teoría de los estereotipos” de Anscombre; y en un par de figuras retóricas (metáfora e hipérbole).

El capítulo 13, “Las escalas pragmáticas”, parte del argumento de que los hablantes poseen un conocimiento metalingüístico del léxico de su lengua materna, esto les permite organizar el léxico en distintas entradas o formas. Este hecho es conocido como escala informativa, por Horn. En este capítulo se abordan tanto la escala de Horn, como las escalas argumentativas de Ducrot, los tipos de escalas argumentativas y los modificadores que permites sus realizaciones o desrealizaciones.

El capítulo 14, “El significado de procesamiento”, comienza haciendo una distinción entre el significado conceptual y el de procesamiento, siendo los marcadores discursivos la base de este último. Después se detiene en la estructura informativa del discurso, en elementos como la entonación, la referencia directa, la unicidad, las formas verbales y las conjunciones en la construcción y sentido del discurso.

En el último capítulo, “Estudios de lengua y pragmática”, se hace una revisión general desde los estudios antecesores de la pragmática, esta es la estilística, para su posterior conjunción entre lengua y pragmática, la especificidad de estos estudios y sus más recientes formulaciones.


Imagen tomada de Amazon


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